El silbo suave que anuncia el nuevo invierno

Trata de apagar la más grata canción: tu dulce voz.

Melodía celeste con dedicación, mi corazón.

Sensaciones nacidas de ti, inspiradas en mí,

En un amor inexplicable y bello que halló cabida en ti,

Enraizado en mí de tal manera que me dicen: enamorado sin remedio.

Cuando parece que tu mano se agita en despedida,

El corazón entona en melodiosa voz un consejo de amor:

No lo dejes ir, que nadie puede amarte así,

Y la dulce espera rinde fruto vistiendo el árbol de nuestro jardín,

Con ternura, besos, caricias en montón y energética pasión.

Y me quedó aquí, postrado a los pies de una excelsa reina

Que me bendice con su voz, con sus ojos, con su pluma,

Que me alimenta con la más deliciosa sopa de letras

Digno guión de la más bella sirena en melodía de amor.

¿Porqué sufrir? ¿Porqué llorar? ¿Por qué morir?

Si es tan lindo vivir esperando el momento feliz

De ser uno bajo sábanas de seda, en almohada de pétalos de jazmín,

Con la aroma y el calor de tu entraña entregada toda,

Sojuzgando mi mar y mi sabana el río de tu lava

Fundiéndose dichosa la esencia enamorada de los dos,

Y después del rugir de la pasión culminar una vez más,

Entrelazadas las manos y el oído atento a la canción: tu dulce voz.

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