De resabios imprecisos,

(mi conciencia) se entrevera,

tan maciza es su cadena,

como inmenso el precipicio.

Soy partícula de un vicio,

el enjambre que me aqueja,

solo un niño,( y una queja),

inspirado en un desquicio.

Sé que Sàbato lo quiso,

fue su tango, sus bajezas,

(fue su insana moraleja),

mi más alto estribillo.

Nietzche mi otro orificio,

(un disparo que no quema),

me hice propio su dilema,...

Un colega de su hospicio.

Si en Neruda he vivido,

(lo confieso), entre piernas,

llevo abiertas tantas venas,...

Como amores han partido.

Viejo Màrquez, y Darìo,

sombras tristes de mi brecha,

socios sabios en querella,

declarándome un cretino.

Y este espejo, roto el vidrio,

(desencanto en lo que resta),

busca en Camus, y su letra,

mis verdades sin sentido.

Schopenhauer fue otro filo,

cruel dictamen, (algo apesta),

hoy su monstruo, de cabeza,

en lo adverso me ha erigido.

En los otros, (que no digo),

de mi alma fueron huellas,

las razones de mis letras,...

Y este estilo pervertido.