Aléjate amor?

Soy el quitasol,

y es nimio mi arcón.

Mármol el umbral,

un bostezo el tiempo,

agrura el brocal,

en mi contratiempo.

Presiente mi son?

Soy la bicolor,

la extraña aleación.

Si ayer pinté rastros

de tinta dorada,

hoy yazgo en palastros

de pena calada.

Desprecia mi albor...

Soy vulneración,

quizás la agresión.

La tibia caricia

que peinaba en canto,

ladeará a malicia

en mi tinto llanto.

Elude a mi ancón?

Soy el resquemor,

la harta deserción.

Torda polvareda,

hoy la sima ahonda,

trazo otra vereda

que en el vaho ronda.

Mas si en el desdén,

te afilias al juego

que se eleva en rehén

del desasosiego,

pues entonces ven,

y arrima tu apego.

Y tantea, amor?

Templa al avizor,

en tu intervención.

Pule al alabastro,

explora el vestigio

de un dormido astro

que hoy es bajo estigio.

Abriga mi adiós?

Sé mi ruiseñor,

mi dulce bemol.

La monotonía

del impasse herido,

trenza en la armonía

de un sol sostenido.

Protege al pichón?

Hazte mi pastor

y mi redención.

Cela la estadía

que hoy hilvana llagas,

presa en tu osadía,

amputa mis dagas.

Acércate en voz?

Con tu verbo en flor,

besa la oración.

Susurra tu verso,

que roce mi piel,

que su avance terso,

me impregne su miel.

Descíframe, amor?

No juzgues mi error,

sé mi bendición.

Matiza mis grises

haz luz mi extravío,

te pido divises

este desafío?

Porque sin tu brío,

sin tu asilo, amor,

repto a escalofrío,

y empuño dolor.