De esta tarde, dorada en su esplendor

y sin mas valor que el peso de sus colores,

no rescato nada, por que nada queda.

No tiene espiritu ni palabra que la describa,

en estas horas olvidables de calor decembrino

su pesadez hace mella en mi caracter caprino.

Estoy solo, por que asi lo quiero,

por que asi me lo debo, me acompaño

mientras el cafe en el molinillo desgrano.

Minucias literarias me llenan la mente

y las palabras se deslizan del papel,

huyen agitadas mientras suena Ravel.

Esa uniforme y musical creacion francesa

rige el destino de mis dedos y letras

que no quieren unirse, crear un poema.

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