Y cuanta incertidumbre,

pero que hermosa costumbre

el poder deleitarme con la escritura que me infunde

el saber al final, el desenlace que tu bello mirar esconde.

Y, después de tanto y tanto pensar,

llegar a la conclusión y poderte del todo mirar

a tus ojos, a la cara y el poderme deleitar

con tan bello rostro que exclama este cantar.

Sinceramente tengo gran impaciencia,

en saber que bella imagen refleja tu dulce apariencia

y poderte decir ?¡Que bella mujer eres!? con consecuencia,

además de mostrarte mi afecto a ese gran tesoro que tienes por inteligencia.

Tu rostro, tu imagen que alborota mi corazón de alegría,

que bifurca mi sueño y mi melancolía

en una gran constelación llena de armonía;

pues decirte que hasta el fin del mundo, por este rostro y bello cuerpo, yo te seguiría.